viernes, agosto 04, 2006

Polimnia y la Poesía Sacra

Polimnia
(en griego Πολυμνία "La de muchos himnos")

Es la Musa de la Poesía Lírica y Sacra, es decir, la de los cantos sagrados.

También se le considera como musa de la retórica y de la mímica.

Se le suele representar toda vestida de blanco, recostada o apoyando el codo sobre un pedestal o una roca, en actitud de meditación.

Polimnia además fue quien enseñó la agricultura a los hombres.


Un exponente interesante de la poesía sacra es San Fortunato de Poitiers, un trovador del medioevo.

Venancio Fortunato, (san Fortunato de Poitiers 530-600) se cree que nació en Venecia o cerca de Treviso, en el norte de Italia.

Viajó como trovador por toda Italia, componiendo versos. Cruzó los Alpes, Maguncia, Colonia, Tréveris y Metz, pasa por París y finalmente, llega a Tours.

Luego siguió a Poitiers para venerar las reliquias de san Hilario, donde puso fin a su vida itinerante. Allí fue sacerdote y luego obispo de Poitiers.

Famosos son sus himnos religiosos en particular el Pange Lingua (Canta, oh lengua):

Pangue lingua
gloriosi corporis mysterium
sanguinisque pretiosi
quem in mundi pretium
sanctus ventris generosi
Rex effudit gentium

Pange Lingua:

Cante la voz del cuerpo más glorioso
El misterio sublime y elevado
y la Sangre Preciosa, que amoroso
en rescate del mundo ha derramado
Siendo fruto de un vientre generoso
el Rey de todo el orbe, más sagrado.

También es de especial belleza su Oración a María:
(Esta versión contiene adaptaciones métricas y otras variaciones menores. No es exactamente la original)
Tu nombre es digno de honor, oh María,
en todo tiempo bendecida
obra de arte en alabanza a su experto artífice.


Oh amable doncella
has recibido el insigne mensaje de los ángeles,
y posees unos dones de belleza
que sobrepasan los de cualquier otra.

Eres la más hermosa de las rosas
y tu candor supera el de los lirios.
Tú, eres la nueva flor de la tierra
que el cielo cultiva desde lo más alto.

Cristal, ámbar, oro, púrpura, esmeralda,
cándida perla,
allí adonde llega el resplandor de tu hermosura
opacados quedan los metales más preciosos.

La nieve es vencida por tu blanco inmaculado,
el sol sobrepujado por tu hermosa cabellera;
sus rayos, oh Virgen, palidecen frente a tu belleza;
el brillo del rubí se apaga

y el resplandor del lucero del alba
oscurecido ante ti
que en todo instante
aventajas a los astros del firmamento.

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