martes, agosto 08, 2006

Dafne y Apolo

Un relato mitológico cuenta que la hermosa ninfa Dafne (significa laurel en griego) había hecho una promesa de no pertenecer jamás a ningún varón.

Pero un día fue vista por Apolo el cual quedó fascinado al escuchar su canto y se enamoró perdidamente de ella.

Dafne, al descubrir que era observada por el maravillado Apolo, paralizada de susto buscó, con aterrados ojos, un lugar donde esconderse.

Apolo, seductor por naturaleza, intentó conquistarla con sus encantos, haciendo gala de sus mágicas e insuperables palabras de amor. Pero Dafne, fiel a su promesa, se niega a sus requerimientos y le suplica que la deje en paz. Algo ya impensable para el enamorado Apolo.

Dafne desesperada irrumpe en gritos pidiendo ayuda a la Tierra, su madre, con la esperanza de que ella podría protegerla.

Es así como, de pronto, empieza a transformarse entre los brazos de Apolo:

Su piel,
se torna en áspera corteza.
De sus blancas y tenues uñas nacen leves las hojas
de su cabellera agitada por la brisa
se dibuja el verde del ramaje

y su rostro
la belleza de sus labios
la mirada de sus ojos
se difuminan ocultándose en la rugosidad del tronco

y allí queda
libre ya del divino acoso
prisionera de sus raíces
aferradas a la tierra
para siempre inmóvil

(Autor: A. Klein Z.   2006)
Apolo abrazó tristemente el árbol y llorando declaró que desde ese momento, ese árbol sería su predilecto, se conservaría siempre frondoso y verde y sería símbolo de todas las victorias y los honores.

Si bien en la bibliografía se encuentran versiones diversas de este mito, esta versión de la historia es sin duda una de las más bellas.

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