Fue como una aparición, materializada de pronto frente a mí.
Obviamente no era una de esas bellezas que proclaman su ilusión desde lejos, como un relámpago.
Se trataba más bien de una brisa que se siente sin ruidos.
Sus ojos llevaban las pinceladas de Leonardo y los leves rizos de su cabello de miel, se enredaban en el aire como si un ángel jugara con ellos.
Sus quietos labios eran una flor en la hierba y sus manos se anidaban guardando un secreto.
Al partir, me dejó el mensaje secreto de las Musas.
A.Klein (6 de Mayo 2004)
martes, agosto 08, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario